La UMH patenta un robot que ayuda a pacientes con daño cerebral
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La UMH patenta un robot que ayuda a pacientes con daño cerebral
La máquina estará construida en dos años y rehabilita las falanges de la mano
El grupo de Neuroingeniería Biomédica de la Universidad Miguel Hernández (UMH) es uno de los más activos de la Sociedad Española de Cirugía Asistida por Ordenador (SECAO), además de que en estos momentos la dirige. El equipo ilicitano está compuesto por investigadores de dos ramas, los del Laboratorio de Robótica y Realidad Virtual y los de Neuroprótesis y Rehabilitación Visual.
Entre los dos disponen ya de cinco patentes casi todas con aplicaciones en el campo de la medicina, dos de ellas se han logrado por parte de los ingenieros, una cifra importante teniendo en cuenta que el resto de grupos españoles apenas han registrado en este sentido sus proyectos, según el profesor José María Sabater, del citado laboratorio. Una de las máquinas es una especie de joystick, un dispositivo que refleja fuerza, y el otro un brazo articulado con aplicaciones pioneras en la rehabilitación de pacientes.
Los integrantes de Neuroingeniería trabaja en investigaciones englobadas en tres grandes líneas; la robótica quirúrgica, la de rehabilitación y la denominada interface BCI. En el primero de estos apartados el equipo pretende diseñar un robot que disponga de funciones con las que actualmente no cuenta el famoso Da Vinci, que se utiliza en intervenciones quirúrgicas.
La segunda de las grandes áreas en las que investiga el grupo de Neuroingeniería es en rehabilitación. En el marco de este apartado, se está llevando a cabo un proyecto en colaboración con la Fundación Casaverde, en concreto con uno de sus geriátricos en la provincia que dispone de una unidad de daño cerebral.
El fin en este caso es aplicar determinada tecnología para ayudar a los fisioterapeutas a realizar su trabajo. Se trata de un brazo robot, al que se ha bautizado con el nombre de Aupa, que realiza la rehabilitación de las extremidades superiores del paciente. La innovación del aparato, uno de los patentados por el laboratorio, ha despertado el interés de científicos de todo el mundo que asistieron a unos cursos relacionados con este robot.
Según Sabater, lo que hace especial a esta máquina es, por un lado, que es neumática, es decir, que en lugar de motores eléctricos se articula por aire, de modo que no puede dañar al paciente.
Su segunda ventaja es que es el único robot comercial para la rehabilitación de las falanges.
El reto ahora es construir este robot, ya que actualmente se dispone del simulador. Los profesores del grupo pretenden que esté diseñado en dos años, no obstante en doce meses tienen previsto contar con un prototipo que pueda comenzar a utilizarse por parte de la Fundación Casaverde.
«Hemos hecho pruebas ya con pacientes, esta máquina no es autónoma, su sistema de funcionamiento parte del movimiento que realiza el fisioterapeuta, el robot lo graba y lo repite. Recibe las órdenes y hace lo mismo, pero el primer movimiento es el del profesional», puntualiza Sabater.
Su utilización se centrará sobre todo en la rehabilitación de pacientes con daño cerebral que hayan perdido movilidad y tengan que volver a aprender a realizar ese movimiento, «lo que se llama método de facilitación propioaceptiva, FNP», agregó.
Por último, Neuroingeniería tiene parte de su actividad centrada en las denominadas interfaces o electroculografía. Estos robots captan las señales eléctricas que se producen en el cerebro y van al movimiento de los ojos y son capaces de trasladar las órdenes a un brazo articulado.
NEUROINGENIERÍA
Equipo: Está integrado por once investigadores del Laboratorio de Realidad Virtual y Robótica y de la Unidad de Neuroprótesis.
Investigaciones: Se llevan a cabo en tres áreas, la robótica quirúrgica, el área de rehabilitación y la interface.
Patentes: Entre las dos ramas, de ingeniería y médica, se han registrado cinco patentes. Dos de ellas de ingeniería, un número significativo puesto que estos grupos no suelen patentar.
Robots: Uno de los que se comercializará será Aupa, que ayuda a los pacientes que han sufrido daño cerebral a recuperar la movilidad en las falanges de los dedos de la mano. Estará construido en dos años, mientras que el prototipo estará operativo en doce meses. Se estrenará en un geriátrico.
El grupo de Neuroingeniería Biomédica de la Universidad Miguel Hernández (UMH) es uno de los más activos de la Sociedad Española de Cirugía Asistida por Ordenador (SECAO), además de que en estos momentos la dirige. El equipo ilicitano está compuesto por investigadores de dos ramas, los del Laboratorio de Robótica y Realidad Virtual y los de Neuroprótesis y Rehabilitación Visual.
Entre los dos disponen ya de cinco patentes casi todas con aplicaciones en el campo de la medicina, dos de ellas se han logrado por parte de los ingenieros, una cifra importante teniendo en cuenta que el resto de grupos españoles apenas han registrado en este sentido sus proyectos, según el profesor José María Sabater, del citado laboratorio. Una de las máquinas es una especie de joystick, un dispositivo que refleja fuerza, y el otro un brazo articulado con aplicaciones pioneras en la rehabilitación de pacientes.
Los integrantes de Neuroingeniería trabaja en investigaciones englobadas en tres grandes líneas; la robótica quirúrgica, la de rehabilitación y la denominada interface BCI. En el primero de estos apartados el equipo pretende diseñar un robot que disponga de funciones con las que actualmente no cuenta el famoso Da Vinci, que se utiliza en intervenciones quirúrgicas.
La segunda de las grandes áreas en las que investiga el grupo de Neuroingeniería es en rehabilitación. En el marco de este apartado, se está llevando a cabo un proyecto en colaboración con la Fundación Casaverde, en concreto con uno de sus geriátricos en la provincia que dispone de una unidad de daño cerebral.
El fin en este caso es aplicar determinada tecnología para ayudar a los fisioterapeutas a realizar su trabajo. Se trata de un brazo robot, al que se ha bautizado con el nombre de Aupa, que realiza la rehabilitación de las extremidades superiores del paciente. La innovación del aparato, uno de los patentados por el laboratorio, ha despertado el interés de científicos de todo el mundo que asistieron a unos cursos relacionados con este robot.
Según Sabater, lo que hace especial a esta máquina es, por un lado, que es neumática, es decir, que en lugar de motores eléctricos se articula por aire, de modo que no puede dañar al paciente.
Su segunda ventaja es que es el único robot comercial para la rehabilitación de las falanges.
El reto ahora es construir este robot, ya que actualmente se dispone del simulador. Los profesores del grupo pretenden que esté diseñado en dos años, no obstante en doce meses tienen previsto contar con un prototipo que pueda comenzar a utilizarse por parte de la Fundación Casaverde.
«Hemos hecho pruebas ya con pacientes, esta máquina no es autónoma, su sistema de funcionamiento parte del movimiento que realiza el fisioterapeuta, el robot lo graba y lo repite. Recibe las órdenes y hace lo mismo, pero el primer movimiento es el del profesional», puntualiza Sabater.
Su utilización se centrará sobre todo en la rehabilitación de pacientes con daño cerebral que hayan perdido movilidad y tengan que volver a aprender a realizar ese movimiento, «lo que se llama método de facilitación propioaceptiva, FNP», agregó.
Por último, Neuroingeniería tiene parte de su actividad centrada en las denominadas interfaces o electroculografía. Estos robots captan las señales eléctricas que se producen en el cerebro y van al movimiento de los ojos y son capaces de trasladar las órdenes a un brazo articulado.
NEUROINGENIERÍA
Equipo: Está integrado por once investigadores del Laboratorio de Realidad Virtual y Robótica y de la Unidad de Neuroprótesis.
Investigaciones: Se llevan a cabo en tres áreas, la robótica quirúrgica, el área de rehabilitación y la interface.
Patentes: Entre las dos ramas, de ingeniería y médica, se han registrado cinco patentes. Dos de ellas de ingeniería, un número significativo puesto que estos grupos no suelen patentar.
Robots: Uno de los que se comercializará será Aupa, que ayuda a los pacientes que han sufrido daño cerebral a recuperar la movilidad en las falanges de los dedos de la mano. Estará construido en dos años, mientras que el prototipo estará operativo en doce meses. Se estrenará en un geriátrico.
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