“MEJORAREMOS LA REHABILITACIÓN DE PACIENTES CON DAÑO CEREBRAL”

ANA BELÉN CHICA MARTÍNEZ, INVESTIGADORA POSTDOCTORAL EN EL HOSPITAL SÀLPETRIÈRE, INSERM (PARÍS):



“MEJORAREMOS LA REHABILITACIÓN DE PACIENTES CON DAÑO CEREBRAL”

Natural de Granada, Ana Belén Chica Martínez es licenciada en Psicología. A lo largo de su trayectoria profesional siempre ha estado interesada en el campo de la neurociencia cognitiva, una disciplina relativamente reciente que estudia la relación entre los procesos cognitivos y el cerebro. Sus estudios han buscado siempre el porqué de nuestro comportamiento y qué ocurre cuando se dañan partes específicas de nuestro cerebro. Esta investigadora pertenece al grupo de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Granada, especialista en el estudio de la atención, donde comenzó sus primerios estudios para comprender la naturaleza de la orientación atencional voluntaria e involuntaria. Actualmente trabaja como investigadora postdoctoral en el Hospital Sâlpetrière, INSERM, París.

Silvia Alguacil Martín
(Pregunta.-) ¿Qué le ha llevado a realizar un estudio de la orientación atencional?

(Respuesta.-) Desde que comencé la licenciatura en Psicología me interesé especialmente por el estudio de la Neurociencia Cognitiva. Me apasionaba comprender cómo vemos, atendemos, cómo hablamos, etc., y cómo estos procesos están implementados en el cerebro. En los últimos años de mi carrera me integré en el grupo de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Granada, en el que son especialistas en el estudio de la atención. Allí comencé mis primeras investigaciones para comprender la naturaleza de la orientación atencional voluntaria e involuntaria.

(P.-) ¿Hacia dónde puede dirigirse la atención de las personas?

(R.-) Nuestra atención se puede dirigir a lugares en el espacio, si sabemos, por ejemplo, dónde se presentará algo. También se puede dirigir a características de los objetos, como ocurre si buscamos a nuestro amigo que lleva un sombrero rojo, en cuyo caso podemos atender preferentemente a los estímulos rojos. También podemos atender a momentos en el tiempo, esperando que algo se presente en un momento dado, como cuando estamos preparados para salir en una carrera.

(P.-) ¿Cómo funcionan estos tipos de orientación atencional?

(R.-) Nuestros sistemas atencionales están implementados en redes cerebrales que incluyen los lóbulos parietales y frontales. Estas redes están ampliamente comunicadas con otras partes del cerebro para permitir mejorar respuestas específicas. Por ejemplo, atender a una localización espacial mejora la percepción de los estímulos que se presentan en ese lugar debido a que la red parieral-frontal tiene conexiones con las áreas visuales del cerebro.

(P.-) ¿Produce los mismos efectos orientar la atención de una persona de manera voluntaria e involuntaria?

(R.-) Hasta hace unos años esta respuesta no estaba clara, pero hoy en día podemos decir que orientar la atención de una manera u otra produce efectos diferentes en nuestro comportamiento. Cuando algo nos captura la atención involuntariamente (por ejemplo, cuando un coche está a punto de atropellarnos), se produce una captura atencional muy rápida que mejora nuestra percepción. Sin embargo, cuando atendemos voluntariamente a algo (si sabemos que los coches normalmente vienen por la izquierda y atendemos a esa parte del espacio antes de cruzar la calle), se produce una captura atencional más lenta y más controlada por el sujeto, que afecta sobre todo a nuestra decisión de cómo responder.

(P.-) ¿Cuál era la concepción tradicional sobre cómo se orienta la atención?

(R.-) Los primeros estudios realizados a principios de los años 80 parecían indicar que existía un único sistema atencional que se orientaba de manera voluntaria o involuntaria. Hoy día aún no existe un acuerdo sobre esta temática. Los estudios del comportamiento de personas sanas y pacientes con daño cerebral parecen indicar que existen dos sistemas atencionales diferentes, uno para la orientación voluntaria y otro para la involuntaria. Sin embargo, los estudios de imágenes cerebrales y registro de actividad neuronal no han encontrado dos sistemas cerebrales diferenciados para estos dos tipos de orientación atencional. Por tanto, es necesario seguir estudiando las bases neuroanatómicas de la atención para conciliar los resultados obtenidos hasta ahora.

(P.-) A lo largo de su estudio, ¿ha encontrado algún tipo de relación entre estos dos tipos de orientación atencional?

(R.-) Sí, en nuestros estudios hemos demostrado que la atención voluntaria e involuntaria pueden funcionar de manera independiente. Es decir, si intentamos orientar nuestra atención voluntariamente a una localización en el espacio podemos, en algunos casos, evitar que los estímulos muy salientes interrumpan nuestros esfuerzos por mantener nuestra atención. Sin embargo, en otras ocasiones, la atención voluntaria se interrumpe debido a una captura atencional involuntaria. Estas interacciones son importantes para una respuesta de orientación eficaz. Por ejemplo, si estamos leyendo sentados a la sombra de un árbol, es beneficioso contar con un mecanismo que interrumpa toda nuestra actividad voluntaria si un animal se nos acerca peligrosamente.

(P.-) ¿Qué metodología ha utilizado para desarrollar este trabajo?

(R.-) Durante mi tesis he utilizado dos metodologías diferentes. Por un lado, realizamos estudios de tiempo de reacción, en los que se presentan estímulos y medimos cuánto tiempo tardan los participantes en responder (pulsando una tecla o moviendo los ojos). También hemos utilizado una técnica conocida como potenciales evocados. En esta técnica se mide la actividad electroencefalográfica de los participantes, situando electrodos en el cuero cabelludo. Medimos la actividad eléctrica de las neuronas piramidales de la corteza y tras complicados análisis matemáticos podemos determinar la actividad cerebral relacionada con los estímulos que se presentaron.

(P.-) ¿Qué importancia tiene este tipo de estudios?

(R.-) Desde el punto de vista epistemológico, nuestros estudios contribuyen al conocimiento de cómo funciona nuestro cerebro y cómo controla nuestro comportamiento. Desde el punto de vista aplicado, nuestros estudios pueden utilizarse para la rehabilitación de pacientes con daño cerebral que presentan problemas atencionales, o para la comprensión y la mejora de síndromes como la hiperactividad o la esquizofrenia.

(P.-) ¿Se podrían compensar problemas atencionales usando otras formas de atención?

(R.-) Eso es precisamente lo que intentamos hacer con pacientes con daño cerebral que presentan un síndrome llamado heminegligencia espacial. Estos pacientes presentan lesiones cerebrales en el hemisferio derecho del cerebro. Como consecuencia de su lesión no atienden a las cosas que se presentan a la izquierda, y no son conscientes de ellas. Cuando andan por la calle se tropiezan con las cosas que quedan a su izquierda, o cuando comen se dejan la mitad izquierda del plato. Sin embargo, se puede entrenar a estos pacientes a que atiendan voluntariamente a la estimulación presentada a la izquierda, compensado estos déficits.

(P.-) ¿En qué nuevas líneas continuará desarrollando su investigación?

(R.-) Actualmente trabajo en el Hospital Sâlpetrière, de París. Aquí pretendemos estudiar las bases cerebrales de la atención voluntaria e involuntaria y la relación que existe entre la atención y la conciencia. Nuestras preguntas de investigación se centran en conocer las áreas cerebrales que nos permiten atender voluntaria e involuntariamente, y también en determinar si es necesario atender a los estímulos para ser conscientes de ellos.

FUENTE:andaluciainvestiga.com
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